MI EXPERIENCIA EUROPEA EN PUENTE GENIL

En el corazón de Andalucía, en la pintoresca localidad de Puente Genil, viví una de las experiencias más transformadoras de mi vida. Todo comenzó con mi deseo de unirme al Cuerpo Europeo de Solidaridad, y terminé sumergiéndome en una inolvidable aventura de voluntariado europeo.


Desde mi llegada, me acogieron con calidez en el centro educativo. Pronto me di cuenta de que no era simplemente un voluntario más, sino que había encontrado un lugar donde realmente podía hacer la diferencia. Mi formación en educación y mi fluidez en inglés me permitieron brindar un apoyo lingüístico muy necesario. Ver a los estudiantes con ojos brillantes, colgando de cada palabra que pronunciaba, era una recompensa diaria. Para ellos, no era solo un puente al mundo angloparlante, sino un modelo a seguir .

Fue en el aula de necesidades especiales donde enfrenté mis mayores desafíos, pero también donde sentí que mi impacto era más profundo. Con paciencia y comprensión, me esforcé por ayudar a estos niños a superar barreras y a desarrollar habilidades para toda la vida. Durante el caluroso mes de julio, también me integré en una escuela de verano en un club deportivo. Allí, entre juegos y risas, formé lazos inquebrantables y trabajé para promover una atmósfera de respeto e inclusión.

A nivel local, se me reconoció como un vínculo entre los voluntarios extranjeros y la comunidad. Facilité el intercambio cultural, actuando como una especie de embajador, y ayudé a muchos a sentirse más conectados con el entorno local.

Sin embargo, lo que más atesoro de mi tiempo en Puente Genil es el trato directo con los niños y niñas. Cada sonrisa, cada «gracias», y cada progreso que observaba en un alumno, me reafirmaba en mi vocación. Aunque ya había estudiado para ser maestro, fue aquí donde realmente comprendí y escuché el
llamado de mi vocación.


Al reflexionar sobre mi experiencia, siento una profunda gratitud por cada momento. Estoy agradecido con el Cuerpo Europeo de Solidaridad por brindarme esta oportunidad y a Puente Genil por abrirme sus puertas y corazones. Esta etapa, aunque ha llegado a su fin, ha marcado el inicio de un camino que sé, está lleno de enseñanzas y oportunidades para hacer el bien.

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